Las plazas públicas de Lavapiés habían funcionado históricamente como espacios de relación vecinal. Las viviendas son en su mayoría muy pequeñas y las plazas servían de lugar de encuentro, actividad colectiva y celebración en el día a día.
plaza de Agustín Lara, en los años 70
En la última década los espacios públicos del barrio han perdido su carácter estancial y espontáneo. Comercialización y endurecimiento definen los nuevos espacios y modelos de relación.
la remodelacion de la plaza en Marzo de 2003
Transformaciones de los espacios públicos en el barrio de estanciales a representativos, comerciales y de tránsito: Comercialización y endurecimiento definen los nuevos espacios y modelos de relación.
Esta es la antigua plaza de Cabestreros en mayo de 2003, a las 17:30.
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y esta la remodelación que se hizo un par de años más tarde (a la misma hora mas o menos) a pesar de las protestas vecinales.
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El solar de la calle Olivar, atrapado en las reformas del Plan General de Ordenación Urbana, ofrece la posibilidad de seguir experimentando en formas de socialización directa, con capacidad de propuesta individual y colectiva y, sobre todo, recuperando la espontaneidad.
vista del solar desde la puerta, en la comida del 1º de mayo de 2009
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Mientras, las plazas de nuestro barrio son invadidas por casetas, mas o menos de diseño, y usadas fundamentalmente para atraer consumidores con diferentes excusas que, generalmente, abundan en la tematización de la ciudad como parque para el consumo y el turismo, y que son en cualquier caso usos metropolitanos de las mismas. La vida vecinal requiere de sus propios espacios e idiosincrasia, del tempo de lo cotidiano y la flexibilidad de lo espontáneo.
Cuando los mercadillos invaden la plaza de Lavapiés, los niños se quedan sin su parque, ya de por si diminuto.
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